Wednesday, November 23, 2011

Conociendo a Tomás Eloy Martínez

“Los hombres nos pasamos la vida buscando
aquello que ya hemos encontrado”
Tomas Eloy Martínez.

Ezequiel Martínez es el tercer hijo de uno de mis escritores predilectos, Tomas Eloy Martínez quien falleciera en Enero de 2010 pero no sin antes haber trascendido fronteras con sus trabajos como escritor y periodista. Nos conocimos por nuestros blogs, él con su “En Minúscula”, yo con este espacio y con el paso del tiempo estuvimos siempre en contacto, intercambiando mensajes, comentarios y opiniones en nuestros espacios. 

Tomas E. Martinez - Fuente: Fundacion TEM
Hace un mes atrás, recibí un email suyo que me comentaba que estaría en Londres para el lanzamiento del último libro de su papa “Purgatorio”, la versión en Inglés que salió a la venta la semana pasada, como así también para un seminario sobre el mismo libro organizado por la Warwick University, British Academy, Bloomsbury y la Embajada Argentina.

Viernes por la tarde, punto de encuentro frente al Big Ben, almuerzo y charla sobre el trabajo de su papá y la fundación que él mismo preside, Fundación Tomas Eloy Martínez.

- Antes que nada, gracias por esta oportunidad y por permitirnos conocer un poco más acerca de tu papá. Mucho se conoce sobre su trabajo tanto periodístico como literario, pero personalmente y teniendo la posibilidad de hablar con vos, me gustaría conocer cómo era el Tomás padre, la persona.
Para un hijo a veces es difícil entender en toda su dimensión el lugar que ocupó un padre como figura pública. Más allá de los libros que haya escrito, de los diarios o revistas que haya creado, de las clases o conferencias que haya dictado, de los premios que le hayan otorgado, él nunca dejó de ser mi papá. Cuando él murió, los medios se ocuparon de subrayar aquella trayectoria profesional. Pero además, la mayoría puso énfasis en su generosidad, su humildad, su fortaleza y su sentido del humor a prueba de cualquier adversidad. Y a él le tocaron casi todas: la dura adversidad del exilio, la de la pérdida de un ser amado, la de la enfermedad. Para sus siete hijos, ese reconocimiento a su personalidad nos llenó de un orgullo más intenso que la suma de todos los elogios a su talento o a su legado.


- Tu papá escribió varios libros que se caracterizaban por su narrativa, esa mezcla minuciosa del aspecto periodístico junto con la ficción al punto que muchas veces los lectores no podían distinguir donde comenzaba la realidad y donde la ficción. Dos de sus trabajos más importantes, “La novela de Perón” y “Santa Evita” son el reflejo de esta forma tan característica de escribir. Crees que tenía alguna novela preferida, alguna de las que escribió que haya tenido un significado especial para él o con la que más se haya sentido identificado?
No sabría decirte qué novela disfrutó más escribiendo, porque siempre tenía el corazón y el alma metidos en el último trabajo. Sé que con “Santa Evita” en un momento se sintió empantanado, sin saber a dónde seguir, pero en cuanto le encontró la vuelta, todo fluyó como por un tubo. Quizás esa fue la que más "sufrió", siempre hablando del proceso de escritura. Creo que también disfrutó mucho con “Purgatorio”, pero porque tal vez fue en la que sentí más cerca sus estados de ánimo. Pero disfrutaba con cada libro, porque escribir lo hacía feliz, decía siempre.


Mientras transcribo nuestra charla, suena de fondo Keith Jarret y su “Concierto en Colonia”, el mismo que pasa a jugar un papel tan importante en la vida de los personajes de Emilia y Simón, dándonos paso a charlar de Purgatorio, su último trabajo.


- Me comentaste anteriormente que, a pesar de la distancia, trabajaste muy cerca de tu papá mientras escribía Purgatorio. Que sentiste al ser parte de lo que sería su último trabajo?
Creo que empecé a leer “Purgatorio” antes de que la novela fuese escrita. Durante sus años de exilio forzoso y después, cuando mi padre vivía en la Argentina pero trabajaba en los Estados Unidos –como a él le gustaba decir–, esa distancia hizo que yo me convirtiera en una especie de corresponsal periodístico suyo cada vez que él necesitaba investigar un tema. Soy el único de sus siete hijos que se dedicó al periodismo, y esa afinidad vocacional me permitió compartir con él la trastienda de su trabajo.


- Qué tipo de investigaciones te pedia? … alguna que nos puedas contar?
Por lo general trabajabamos juntos a la distancia y siempre me comentaba para qué necesitaba determinada información o el destino de esos archivos que le permitirían despejar de sombras un hecho muy concreto. Sin embargo, creo que fue a mediados de 2005 cuando empezó a reclamarme datos insólitos sobre un período muy preciso, aunque sin darme demasiadas explicaciones. Quería saber cómo era la moda que se usaba en la calle a mediados de los 70, cuál era la telenovela de mayor audiencia en aquellos años, a cuánto cotizaba el dólar... También me abrumaba con pesquisas detestivescas: que tratara de ubicar a la organizadora de los concursos para Miss Mundo en la Argentina, o que buscara en los archivos del diario en el que yo trabajo todo lo que hubiera sobre el robo de la capa de la reina Sofía de España en una visita que hizo a Buenos Aires en 1978. Quienes ya hayan leído “Purgatorio” entenderán el por qué de este hambre voraz de información. Esos sucesos, que habían tenido lugar durante la última dictadura militar en la Argentina, se correspondían con casi toda esa década de su vida en que tuvo que vivir fuera del país. Buscaba desesperadamente reproducir las respiraciones, los sonidos y los colores de una existencia que no había podido vivir. Iba detrás de las piezas que le habían arrebatado, como quien arma un rompecabezas inconcluso.
Sus pedidos de información se amontonaban, y como solía hacer siempre, me reclamaba a última hora de la noche el dato que me había pedido ese mismo día a primera hora de la mañana. Tampoco se lo reprochaba porque siempre me lo agradecía de una manera exagerada. En las páginas finales de “Santa Evita” por ejemplo, donde figuran los agradecimientos, me dedicó un párrafo demasiado generoso: “A mi hijo Ezequiel, que me enseñó como nadie a investigar en archivos militares y periodísticos”.


- Que orgullo para vos … me refiero a sus pedidos, sus agradecimientos.
Por supuesto, el que siempre me daba una lección era él, y aún hoy no entiendo por qué ponía tanta confianza en mis habilidades para buscar esa información que le resultaba esquiva desde su escritorio de Highland Park, ese suburbio de New Jersey que convirtió en su hogar paralelo.
Ezequiel Martinez
Pero mientras yo reunía esos datos estaba leyendo, sin saberlo, los cimientos de esta novela que avanzaba en sus sueños, en los apuntes dispersos de sus libretas Moleskine o dentro de la cordillera de documentos de su computadora. Así lo había visto trabajar siempre, cotejando cada suspiro de su imaginación con los datos más estricos de la realidad.

Como algunos sabrán, mi papá escribió “Purgatorio” entre dos graves operaciones ...


- Qué fuerza de espíritu o mejor dicho, qué fortaleza para seguir escribiendo !
No se daba por vencido, y a lo único que le temía era a la imposibilidad de poder seguir escribiendo. A mediados de 2008 lo acompañé en un viaje a Boston para uno de sus controles médicos. Semanas antes de ese viaje me sorprendió con una propuesta inesperada. “Te voy a mandar el original de “Purgatorio” para que lo leas. Quiero tu opinión de lector”, me anunció. Nunca antes me había mostrado una de sus novelas hasta que hubiese salido de la imprenta. Pero el mismo día en que recibí el original me llamó por teléfono para advertirme: “No lo leas, voy a cambiarlo todo”. Y así fue. Por eso no me sorprendió encontrar en los archivos de su computadora hasta tres o cuatro versiones de un mismo libro. Lo he visto muchas veces trabajando: a veces se pasaba media hora como en trance detenido ante una sola palabra, buscando aquella que fuera la nota exacta que no desentonara con el pentagrama  de una frase o con la sinfonía de un párrafo. Aunque se tratara de un artículo periodístico escrito contra reloj, o de un simple mail que debía enviar, para él la herramienta del lenguaje era sagrada.


- Pudiste leer finalmente el original del libro?
Si, recién pude leer los originales en aquel viaje a Boston, pero al principio no me atrevía a hacerle ninguna observación. Había encontrado ya en la primera página una escena que no me cerraba, pero no me animaba a decírselo. A los dos días ya me miraba con tanta insistencia que no podía hacerme el distraído.

“¿Y?”, me preguntó una tarde mientras caminábamos por la vereda del sol de una ancha avenida del centro.
“Bien… -le dije con timidez-, pero hay una cosa que no entiendo … ¿Por qué Emilia, después de ver a Simón, se mete en el baño de la fonda? Si yo encontrara a alguien que estoy buscando hace treinta años, no le quitaría la vista ni un segundo por temor a volver a perderlo. Nadie lo haría. ¿Qué hubiese pasado si cuando ella sale del baño él ya no está?”.

Entonces se quedó en silencio unos segundos haciendo memoria. 

“¿Y por qué se mete en el baño?”, me preguntó intrigado.
“¡Qué sé yo, vos la hiciste entrar en el baño!”.
“Yo no fui, Emilia se metió sola!”, respondió.

Quiso volver enseguida al hotel a releer la primera página, y quitó la escena del baño. “Eso es lo que quiero que hagas, que me señales los disparates de la imaginación”. Así que nos pasamos tardes enteras desmenuzando línea por línea y párrafo por párrafo las entrañas de su creación. Hablábamos de los personajes como si fuesen vecinos o parientes. Recuerdo su ansiedad ante cada comentario, su humildad frente a mi deslumbramiento por alguna escena maravillosa, la sonrisa cómplice cuando yo lograba descubrir al personaje real detrás del inventado.


- Por lo que leí de su vida, de su trayectoria, mientras devoraba las páginas de Purgatorio sentí que gran parte de la historia era parte de su propia vida … crees que fue así realmente?
Si, fui descubriendo cuánto de él había en “Purgatorio”. No sólo porque por ahí desfilan los lugares de Higland Park y hasta algunos de sus vecinos y amigos; también está la música que le gustaba, las películas que le apasionaban, el nombre de los médicos que estaban tratando su enfermedad, las voces de sus hijos o personajes de sus libros anteriores. También está todo aquello de lo que no fue testigo en los años más duros de la Argentina: el circo del Mundial de Fútbol de 1978, el conflicto con Chile por las islas del canal de Beagle, la guerra de Malvinas, y por supuesto, la desaparición de personas en manos del terrorismo de Estado. Su intención no fue narrar con crudeza el horror de aquellos años, sino sus capas más grises, la vida cotidiana, el autismo de los ciudadanos frente a las cosas que estaban ocurriendo delante de sus ojos pero que no querían o no sabían ver.
Por eso mientras haya un lector de esta novela, él seguirá estando para siempre entre nosotros.

Fuente: Fundacion TEM  -    De izq a der: C. Fuentes, G. Garcia Marquez, B. Betancourt, J. Saramago y TEM



- Contanos un poco sobre la Fundación Tomás Eloy Martínez
Desde hace casi dos años soy el albacea de su obra y llevo adelante la Fundación para cumplir con lo que me él pidió mientras avanzaba su enfermedad: él quizás sospechaba que su obra sobreviviría a través de sus libros, pero su preocupación por estimular y promover a los jóvenes narradores, como él lo hizo a lo largo de su vida, debía mantenerse vigente. La Fundación Tomás Eloy Martínez tiene ese propósito y espero estar a la altura de la confianza que él depositó en mí para lograrlo.
Es un trabajo de largo aliento, que se va construyendo de a poco, ladrillo a ladrillo. Mucho de lo que estamos haciendo va apareciendo en el blog de la Fundación, que también tiene páginas, en Facebook, Twitter, etc.
Mi mayor deseo es poder concretar el premio para los jóvenes narradores, que era su sueño principal


- La fundación fue creada poco después de su fallecimiento. También tiene algunos miembros honorarios que no solo eran amigos de tu papa, sino que tienen un increíble peso literario en Latinoamérica.
          Si, la fundación nace en Enero de 2010 de la mano de sus hijos y recibió el respaldo inmediato de amigos y colegas como Gabriel Garcia Marquez, Carlos Fuente y Paul Auster entre otros. Ellos forman el “Comité de Honor” de la Fundación.


- Donde se puede encontrar la Fundación?
          Está ubicada en Carlos Calvo 4319 - 1° piso en la ciudad de Buenos Aires. También nos pueden encontrar en internet en nuestra página www.fundaciontem.org y como te comentaba antes, pueden seguirnos en Facebook y Twitter.


Ezequiel en Londres
- Un pensamiento final?
Solía andar con el oído atento recolectando diálogos y frases que luego aparecían mimetizadas en sus libros. Hay una de esas frases que aparece de manera insistente en muchos de sus textos y que él pidió que fuera la que se grabara en la lápida de su tumba:

“Los hombres nos pasamos la vida buscando aquello que ya hemos encontrado”.



   

Thursday, November 10, 2011

Rush Hour ... esa hora del dia!

Hora de máxima aglomeración; momento del día en que
existe una mayor afluencia de personas,
animales o cosas a un lugar.
(Definición diccionario)

Esta mañana, como cualquier otra mañana de Jueves, camino al trabajo me topé con algo ya muy común en Londres y en cualquiera de las ciudades grandes del mundo … el famoso “rush hour” u hora pico en la que todos los sistemas de transportes colapsan, las calles y rutas están totalmente congestionadas y uno se pregunta por qué no habré salido 15 minutos antes de casa?

Click en la imagen para agrandar
Es inevitable a veces y si bien tenemos por lo general una ruta predeterminada a nuestro lugar de trabajo, más de una vez durante la semana nos topamos con este mal casi irremediable. Recuerdo de pequeño en nuestros viajes de visita a familiares en Buenos Aires, como la gente viajaba literalmente colgada de los trenes o los ómnibus estaban tan llenos que parecían explotar en cualquier momento.

Londres no es la excepción a la regla y muchos de los que vivimos en la ciudad y tenemos que viajar todos los días a nuestros trabajos, nos enfrentamos diariamente a las grandes sorpresas que el rush hour nos depara para ese día.  

Creo que mi peor experiencia fue el año pasado cuando volviendo del trabajo un miércoles por la tarde, el tren del underground (tube-metro-subte) quedo parado entre estaciones por poco mas de 30 minutos. Ese día, hubo un accidenta fatal en nuestra próxima estación y el tren delante nuestro estaba inmovilizado al igual que se encontraba detrás nuestro en la estación que acabábamos de dejar. Imagínense la sensación de claustrofobia que uno experimenta en un tren en el que no entraba un alfiler, en un día de verano y peor aún, sin aire acondicionado!

Oxford Street Station en "Hora Pico"


Seguramente muchos de nosotros hemos sufrido algún que otro percance durante las horas pico en nuestras ciudades, entonces, qué fué lo peor que te tocó vivir en algún viaje en hora pico?

Les dejo este video llamado Rush Hour London por Chris Searson para que se den una idea de lo que es Londres en ese momento tan particular del dia !


Rush Hour London from Chris Searson on Vimeo.

" Contanos alguna experiencia tuya durante hora pico "
… no sean tímidos !!!