Thursday, September 30, 2010

Con aire de tango

El avión aterrizó puntualmente y ese sol de primavera, de principios de Octubre acariciaba su cara a través de la diminuta ventanilla, gran recompensa luego de largas horas de vuelo sobre el atlántico, de un continente a otro, de un hemisferio a otro.

Lo que venia era algo ya conocido, la monotonía de migraciones, el equipaje. Minutos después se encontraba ya en el coche que lo llevaría al aeropuerto de vuelos domésticos y mientras transitaban los primeros metros por autopista Richieri, cerró los ojos, abrió la ventanilla del coche y dejo que entrara el aire fresco y crispido de la mañana porteña. Era distinto, el aire era distinto al de la mañana anterior a 12000km de distancia.


-         Do you mind if I turn on the radio? – dijo el conductor en ingles seguramente pensando que su pasajero era extranjero.
-         Ningún problema – contestó el pasajero en español demostrando que era de allí, aunque viniera de afuera.

En la radio Víctor Hugo Morales conversaba con Ernesto Sanz por la votación de la Ley de glaciares, todavía se hablaba de la repentina y súbita muerte de la joven actriz Romina Yan, el triunfo de Estudiantes de la Plata sobre Gimnasia en el clásico platense había dejado a Estudiantes solo arriba en la tabla de posiciones, el senado había aprobado el proyecto para evitar salideras bancarias, anunciaban buen clima, día soleado con una máxima de 25’C.

Escuchaba las noticias pero su mente estaba en otro lado, observaba la gente, los autos, sentía esa extraña sensación que lo invadía siempre que pisaba suelo Argentino, ese cosquilleo interno. Que sensación tan rara, agradable por supuesto, pero rara a la vez.

No era la primera vez que se sentía así, de hecho, esto se había convertido en una costumbre cada vez que volvía a Argentina. Se pregunto si quienes viven fuera del país tienen el mismo sentimiento al llegar a su tierra, ese sentimiento de ‘pertenecer’ a ese lugar de una manera u otra. Se preguntó si para los demás también el tango sonaba a más tango cuando uno vuelve, si cerrar los ojos y respirar ese aire traía esos olores del recuerdo, ese viaje al pasado. Las próximas semanas serían un torbellino de re-encuentros, de ponerse al día con amigos, familia, costumbres. Muchas veces no se daba cuenta cuanto extrañaba su país hasta que llegaba a su país, pero eso, una vez mas, no era la primera vez que le ocurría. 

El coche arribó al aeroparque Jorge Newbery, solo quedaban unas horas para su destino final … su querido Tucumán.