De libros, aventuras e infancia

Hace una semana comencé a leer Rayuela de Julio Cortazar y me dí cuenta, casi al instante, que es uno de esos libros en los cuales uno tiene que estar completamente enfocado y concentrado al leerlo, tal vez acompañado por buena música en un ambiente calmo y acogedor.

Cortazar generó una verdadera revolución con este libro en la década del ’60, no solo por su narrativa, sino por el formato del mismo, el cual, puede ser leído en forma continua como un libro común y corriente del capitulo 1 al 56 o siguiendo un mapa o secuencia de capítulos que empiezan en el 73, luego salta al 1, luego al 2, luego al 116 y así sucesivamente.

No pude evitar recordar una serie de libros que leí en mi infancia, los cuales disfruté enormemente y que le daban la posibilidad al lector de elegir el camino a seguir, de elegir el camino en el que el héroe ganaba la batalla sobre los malos o si la bomba terminaba explotando.

Por más esfuerzo mental y búsquedas en Google, no logré encontrar esa serie de libros en internet. Quería recordar como se llamaban, quería sentir nuevamente esa sensación de suspenso cuando al llegar al final de un capítulo, venía la disyuntiva de ir a un lado o al otro ya que eso definiría lo que sucedería mas adelante … alguien recuerda el nombre de esa serie de libros?

 

Seguí soñando despierto y no pude evitar recordar los libros de la serie Robin Hood, esos típicos de tapas amarillas que también acompañaron los veranos de lectura. Una seria de libros que marcaron el gusto y la imaginación infantil por más de medio siglo siendo un puente de acceso a un mundo de fantasías imposible de olvidar.

Como olvidar las aventuras de La Isla Misteriosa, El Ultimo de los Mohicanos, Robin Hood, El Príncipe Valiente, Hombrecitos y muchos mas.

Como olvidar a Monsieur Jules Verne y sus 20,000 Leguas de Viaje Submarino o Viaje al Centro de la Tierra o La Vuelta al Mundo en 80 días.

Como olvidar Platero y yo, Miguel Strogoff, El Principito …

El tren se detuvo repentinamente trayéndome nuevamente a la realidad, era mi estación y cerré Rayuela dándome cuenta que solo había leído unos pocos renglones, pero mi imaginación había volado en ese sueño de infancia, libros y aventuras.

 

Los invito a compartir en los comentarios, el nombre del libro de sus recuerdos de infancia que los transporta automáticamente a esos años, a esas aventuras de veranos por la tarde.